Los barras bravas del Ascenso que fueron a la marcha contra el Gobierno y están al borde de un lío interno.

En el corazón de la Capital Federal y el Conurbano bonaerense, un pulso nuevo se siente. La marcha en apoyo de los jubilados ha vuelto a captar la atención pública, y no por las razones que se esperaban. Las agrupaciones de hinchas de fútbol, fervientes defensores de la pasión popular, ahora son el centro de una controversia que combina deporte, sociedad y política.

La barra de Deportivo Merlo, reconocida por su historial violento, ha sido protagonista en recientes movilizaciones. Este miércoles, Infobae detectó una presencia notable de su contingente en la Plaza de los Dos Congresos, allí entonaron cánticos en contra de Javier Milei, junto a líderes de otras barras como Deportivo Español. El punto polémico es si la protesta fue legítima o una excusa para causar disturbios.

Liderados por Cristian “Peteco” Migueles, un nombre conocido en los archivos judiciales, los hinchas de Merlo llegan a la escena política con un arsenal de antecedentes que incluye detenciones por portación de armas. La barra está en el epicentro de una disputa interna que amenaza con escalar, especialmente con el partido clave contra Argentino de Quilmes.

La controvertida integración de estos grupos en la protesta subraya la complejidad de las relaciones entre la política local y las barras bravas. La seguridad ha pasado por alto identificar a figuras clave, permitiendo que barras como Jonathan Mansilla y Leonardo Vildosa operen bajo el radar mientras se imponen restricciones a trabajadores y activistas.

Esta saga política-deportiva anticipa mayores desafíos, especialmente cuando este sábado, las tensiones internas podrían alcanzar un punto crítico en el partido nocturno. Las facciones rivales planean asistir, asegurando no violencia, pero se enfrentan a una barra fortalecida por la política que no teme imponer su dominio.